Ni en las peores o mejores circunstancias nos apartemos de Dios, más bien hay que agradecer y fortalecerse en Él, porque en todo está obrando para nuestra salvación. Consideremos todo lo que Dios ha puesto a nuestro alcance en Cristo, para que el pecado no tome control de nuestra vida, para que en lugar de la incredulidad podamos crecer más en fe arraigados en Cristo. No nos dejemos engañar por el maligno cuando las cosas nos están saliendo bien, como para llegar a decir; «de ninguna cosa tengo necesidad,» pues lo mejor es la gracia de Dios en Cristo, la salvación y la comunión con Dios.
«Hermanos, cuídense de que ninguno de ustedes tenga un corazón tan malo e incrédulo que se aparte del Dios viviente. Al contrario, anímense unos a otros cada día, mientras dura ese «hoy» de que habla la Escritura, para que ninguno de ustedes sea engañado por el pecado y su corazón se vuelva rebelde. Porque nosotros tenemos parte con Cristo, con tal de que nos mantengamos firmes hasta el fin en la confianza que teníamos al principio.» Hebreos 3:12-14 RVR1960
Todas las cosas negativas que nos pasan, aun cuando Dios por su gracia las canaliza para su buen propósito en nosotros, nos pueden hacer dudar, ya que en dichas circunstancias tal vez no entendemos que Dios está manifestándose en nuestro favor. Satanás busca cualquier oportunidad para sembrar la duda y la incredulidad en nuestros corazones, es por esto por lo que debemos estar preparados para afrontar dificultades.
También debemos cuidarnos de las ocasiones en las que somos tentados a apartarnos de Dios cuando las cosas aparentemente nos salen bien, y cuando pareciera ser que no tenemos la necesidad de la ayuda de Dios porque todo lo podemos nosotros. Tomemos en cuenta, que sólo Dios puede suplir las necesidades del alma, que nada nos garantiza bienestar fuera de él aunque aparentemente tengamos bienes materiales. Pero también, confiemos en Dios si estamos pasando por muchas necesidades, no nos desesperemos, aguardemos, porque para cada circunstancias adversas hay promesas y todas se cumplen.
Cuando nos ocupamos de nuestro crecimiento cristianos, maduramos en fe y nos ayudamos mutuamente como creyentes, podemos vencer la incredulidad en la adversidad, y aún más, podemos acrecentar nuestros frutos en Cristo. Que nada nos desvíe del propósito y del camino, sigamos en Cristo y con Cristo sin dudar y sin mirar para atrás.
La Biblia también dice: No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Isaías 41:10 RVR1960.
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 8:37-39 RVR1960.