¿Por qué es importante la buena conducta cristiana en la familia?

Nuestra buena conducta es importante para la salvación de la familia

Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo que, si algunos de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el comportamiento de ustedes que por sus palabras,  al observar su conducta íntegra y respetuosa. 1 Pedro 3:1-2 NVI.

El buen testimonio mediante la conducta es importante en el seno de la familia, comportarse como Dios manda trae promesa para el hogar; Dios puede convertir a los  integrantes de la casa que aún son inconversos; la esposa creyente puede ser el medio para que el esposo conozca a Dios, lo mismo, el marido cristiano de buen comportamiento en la fe acarrea bendición de convencimiento cristiano en la vida de su mujer, así mismo seguramente sucede con los hijos, porque a través de ellos sus padres pueden recibir el evangelio.

Lo que queremos decir con todo esto es que, a través de la buena conducta la familia es bendecida con el evangelio que transforma. Así que hoy es un buen tiempo para cultivar el buen comportamiento en casa. Debemos cuidar de no ser instrumentos del maligno para ser la causa del desánimo de la familia o la decepción del evangelio; los hijos se dan cuenta de la incongruencia de los padres, porque su comportamiento en la casa difiere de su comportamiento en la congregación.

Una esposa creyente con falta de dominio en su carácter no puede ser buen testimonio para su marido. De la misma manera, un esposo áspero e iracundo no puede convencer a su esposa de la transformación que el evangelio hace en la vida. Cuidemos ser buen el ejemplo de Cristo en la casa, que Cristo sea visto y conocido por medio de nuestro comportamiento cristiano, esto será de mucha bendición, porque Dios convencerá con su Espíritu Santo a los que necesite la conversión al evangelio.

La Biblia también enseña:

A los demás les digo yo (no es mandamiento del Señor): Si algún hermano tiene una esposa que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, que no se divorcie de ella. Y, si una mujer tiene un esposo que no es creyente, y él consiente en vivir con ella, que no se divorcie de él. Porque el esposo no creyente ha sido santificado por la unión con su esposa, y la esposa no creyente ha sido santificada por la unión con su esposo creyente. Si así no fuera, sus hijos serían impuros, mientras que, de hecho, son santos.

Sin embargo, si el cónyuge no creyente decide separarse, no se lo impidan. En tales circunstancias, el cónyuge creyente queda sin obligación; Dios nos ha llamado a vivir en paz. ¿Cómo sabes tú, mujer, si acaso salvarás a tu esposo? ¿O cómo sabes tú, hombre, si acaso salvarás a tu esposa?

Esposas, sométanse a sus esposos, como conviene en el Señor. Esposos, amen a sus esposas y no sean duros con ellas. Hijos, obedezcan a sus padres en todo, porque esto agrada al Señor. Padres, no exasperen a sus hijos, no sea que se desanimen. Colosense 3:18-21 NVI.

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