Dar frutos cristianos es el resultado de nuestra comunión con Cristo, cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y somos perdonados, nace en nosotros una nueva naturaleza en Cristo, la cual produce una vida diferente a la antigua para la gloria de DiosPero, al ver que muchos fariseos y saduceos llegaban adonde él estaba bautizando, les advirtió: «¡Camada de víboras! ¿Quién les dijo que podrán escapar del castigo que se acerca? Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento. No piensen que podrán alegar: “Tenemos a Abraham por padre”. Porque les digo que aun de estas piedras Dios es capaz de darle hijos a Abraham. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no produzca buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Mateo 3:7-10 NVI.
Dios espera poder cosechar frutos de nosotros, porque Él ha hecho todo lo necesario para que estemos en condiciones de producir por su gracia. Debemos arrepentirnos, confesar nuestros pecados, recibir la vida eterna y servir plenamente a Dios en una relación de gratitud.
Los frutos que un verdadero creyente muestran lo genuino de su conversión y su dependencia total en Dios. La religiosidad en nada ayuda, es solo un activismo vacío que no edifica y tampoco glorifica a Dios. Cuando se tiene una religión solo como tradición o como una mera forma de buscar suerte, es perder el tiempo. Incluso los que buscan una religión pretendiendo escapar del infierno, de todas maneras, serán echados al infierno.
La vida cristiana es una relación con Cristo la cual es cercana, constante y creciente, se trata de una vida responsable, diligente y totalmente basada en la Biblia como la regla de fe y practicas cristianas, se trata del arrepentimiento y un nuevo nacimiento, una vida que se sujeta a Dios y que se responsabiliza en un cambio del corazón mediante un ejercicio diario de la fe.
Hoy es buen tiempo para ser nutridos en Dios y para ser esforzados en su gracia y de esa manera entregar los mejores frutos y ser librados del juicio divino por la infertilidad. Debemos hacer todo para la gloria de Dios, y de manera especifica debemos involucrarnos en la obra de Dios en una congregación. La vida cristiana no se trata de seguir a Cristo desde lejos, no se trata de una vida a medias, ni tampoco de una vida doble; de nuestra boca no puede salir maldición y bendición a la vez.
La Biblia también dice:
» Si tienen un buen árbol, su fruto es bueno; si tienen un mal árbol, su fruto es malo. Al árbol se le reconoce por su fruto. Camada de víboras, ¿cómo pueden ustedes que son malos decir algo bueno? De la abundancia del corazón habla la boca. El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad saca el mal. Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado. Porque por tus palabras se te absolverá, y por tus palabras se te condenará». Mateo 12:33-37 NVI.
¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría. Pero, si ustedes tienen envidias amargas y rivalidades en el corazón, dejen de presumir y de faltar a la verdad. Esa no es la sabiduría que desciende del cielo, sino que es terrenal, puramente humana y diabólica. Santiago 3:13-15 NVI.