
No dominar nuestros deseos pecaminosos, caer derrotados ante las adversidades y no cumplir con lo que Dios quiere que hagamos forma parte de una vida sin el poder de Dios, busquemos ahora el poder de Dios mediante su Espíritu SantoPor lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios. 2 Timoteo 1:6-8 RVR1960
.
Dios se compadece de nuestras debilidades y nos da su Espíritu para ser fortalecidos y para que mediante Él podamos tener el control de nuestros deseos que se contraponen a los propósitos de Dios.
Dominarnos a nosotros mismos significa agradar a Dios, es dominar los deseos de nuestra carne y corresponder en el Espíritu a Dios. La vida cristiana se vive cuando el Espíritu Santo mora en nosotros y cuando en nuestra vida cotidiana se deja ver en nosotros la mente y la imagen de Cristo.
Tener el dominio de nuestro yo y de nuestros deseos es parte de la victoria del creyente en Cristo, porque en medio de las pruebas seremos perseverantes y no nos acobardaremos, hagamos entonces honor a la presencia del Espíritu Santo y dejemos que su poder nos fortalezca y dominar todo deseo pecaminoso.
También mediante el poder del Espíritu podemos cumplir la comisión que nos ha sido dada; primero porque recibimos los dones y el ministerio con lo que podemos dar testimonio y predicar el evangelio de Jesucristo y, porque a través de nosotros y mediante el Espíritu Santo Dios hará la obra de la predicación en la vida de los oyentes.
Sobre dominarnos a nosotros mismos la Biblia también dice:
Como ciudad derribada y sin muro Es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda. Proverbios 25:28 RVR1960.
El necio da rienda suelta a su ira, pero el sabio sabe dominarla. Proverbios 29:11 NVI.