¡Animo pronto pasara tu aflicción!

¡Ánimo! Sé que estás pasando por un momento muy difícil, recuerda que Dios está a tu lado ¡Él te va a ayudar! Esto es sólo un momento que pronto pasará, Dios tiene determinado el tiempo y el modo perfecto para ayudarte

El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes». Deuteronomio 31:8 NVI.

Siempre habrá aflicciones en este mundo y algunas difíciles de superar, pero con la ayuda de Dios podemos perseverar por sobre todas ellas; jamás nos podrán quitar las bendiciones de la presencia de Dios, la cual produce mayor gozo, que las angustias que surgen de las aflicciones.

No hay angustia que prevalezca ante quien reconoce la necesidad que su vida tiene de Dios, porque constantemente busca su fortaleza y protección. Dios nunca dejará solo y sin fuerzas a quien le clama en oración y le adora con devoción.

Dios llena de bien y da cuidado al que vive en integridad. Lo poco o lo mucho que tiene como posesión lo vive en felicidad, para él la mayor riqueza es amar a Dios y confiar, porque la felicidad verdadera y la protección segura descansa en el Señor, ¡lo demás es vanidad!

Así que dile a Dios; Hoy Dios, te agradeceré por mis problemas, porque a través de ellos he aprendido de tu amor. Todas las veces que a ti he clamado en mi angustia me has escuchado. No podría yo amarte si tú no me amaras, y yo no podría saber de tu amor sino me ayudaras. Por tu amor te amaré y a ti siempre clamaré. Yo sé que a pesar de todos mis problemas harás que hoy renazca en mí la esperanza de un mejor mañana.

La Biblia también dice:

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos de los sufrimientos; porque sabemos que el sufrimiento nos da firmeza para soportar, y esta firmeza nos permite salir aprobados, y el salir aprobados nos llena de esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha llenado con su amor nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha dado. Romanos 5:3-5 DHH.

Aunque pase yo por grandes angustias, tú me darás vida; contra el furor de mis enemigos extenderás la mano: ¡tu mano derecha me pondrá a salvo! El Señor cumplirá en mí su propósito. Tu gran amor, Señor, perdura para siempre; ¡no abandones la obra de tus manos! Salmos 138:7-8 NVI.

 

Compartir