
Para poder tener buenas relaciones debemos aprender a perdonarnos, porque continuamente actuamos deficientemente en el trato mutuo.
Sopórtense unos a otros, y perdónense si alguno tiene una queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. Sobre todo revístanse de amor, que es el lazo de la perfecta unión. Colosenses 3:5-17Somos seres humanos sociables, creador por Dios y redimidos en Cristo para bendecirnos mutuamente,
de tal manera que siempre estaremos inmersos en relaciones cotidianas y, para que en esas relaciones cotidianas nos hagamos el bien unos a otros, nuestro corazón debe contener el amor de Dios. Siempre debemos estar madurando como personas, como seres humanos y como hijos de Dios, para que nuestras relaciones sean saludables, y así lograr el bien de nuestro semejante, honrando también el nombre de Dios.
En cualquier tipo de relación no falta la ofensa, esto es parte de nuestra deficiencia por causa del pecado, sin embargo, por lo mismo debemos prestarle atención y ser diligentes para mejorar nuestras relaciones. Para que nuestras relaciones sean más edificantes, debemos procurar ser llenos del Espíritu Santo, ya que con Él podemos obtener los frutos del amor, bondad, mansedumbre, benignidad, es decir, podemos recibir lo que necesitamos para que nuestras relaciones seamos saludables y siempre edificantes.
Nuestra relación con Dios fue restaurada el día que recibimos el perdón mediante la fe en Jesucristo, quien, sin que nosotros lo mereciéramos murió para restablecernos en la posición de la que habíamos caído por nuestros pecados. Por lo tato, así como notros fuimos recibidos por Dios al recibir su perdón, nosotros también debemos otorga el perdón a todos y recibirlos para vivir con ellos como hermanos, no importando cuales y cuantas hayan sido las ofensas en nuestra contra.
También leemos en la Biblia: Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. Efesios 4:32-33 DHH.
»No juzguen a otros, y Dios no los juzgará a ustedes. No condenen a otros, y Dios no los condenará a ustedes. Perdonen, y Dios los perdonará. Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les devolverá a ustedes.» Lucas 6:37-38 DHH.
Nuestras oraciones: Que Dios nos ayude a ser remedio y no mal en la vida de nuestros hermanos y en la vida de todos los seres humanos, que demos abundante gracia de la abundancia que de Dios hemos recibido. Que en nuestra iglesia todos puedan encontrar la oportunidad para aprender a vivir juntos en este mundo y en nuestra sociedad, que a través de nuestra iglesia se deje ver la esperanza, de mejorar nuestra calidad de vida a medida en que aprendamos a tratarnos bien y siempre de manera compasiva.