El orgullo es pecado, porque nada bueno poseemos por nuestra propia cuenta, toda dádiva y don perfecto vienen de Dios.
“Ahora oigan esto, ustedes, los que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, y allí pasaremos un año haciendo negocios y ganando dinero», ¡y ni siquiera saben lo que mañana será de su vida! Ustedes son como una neblina que aparece por un momento y en seguida desaparece. Lo que deben decir es: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.» En cambio, ustedes insisten en hablar orgullosamente; y todo orgullo de esa clase es malo. El que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado.” Santiago 4:13-17 DHH
Nuestro corazón debe crecer en gratitud ante la maravillosa gracia de Dios con la que nos ha dado las riquezas del cielo y nuestra salvación; porque Dios es bueno nos ha dado el derecho de ser sus hijos y además, nos da en esta vida todo lo necesario para vivir bien, porque aun cuando en esta vida y en este tiempo hay adversidades su presencia manifiesta nunca nos falta, pues Él nos hace perseverar en todo.
Es por esto que, debemos procurar obras buenas para bendecir a nuestro semejante y glorificar el nombre de Dios. Así como Dios es bondadoso, nosotros también debemos serlo. Somos la buena obra de Dios, porque nos creó y nos redimió, y constantemente está completando en nosotros su buena obra, y nos prepara para buenas obras. Hoy es un buen tiempo, no solo para procurar no hacer mal, sino también para luchar contra el mal haciendo el bien.
Debemos corresponder a la bondad de Dios haciendo el bien: Aléjate de la maldad y haz lo bueno, y tendrás siempre un lugar donde vivir. Pues el Señor ama la justicia y no abandona a quienes le son fieles; pero destruye a los malvados y los deja sin descendencia. Salmos 37:27-28 DHH
Tengan cuidado de que ninguno pague a otro mal por mal. Al contrario, procuren hacer siempre el bien, tanto entre ustedes mismos como a todo el mundo. Estén siempre contentos. Oren en todo momento. Den gracias a Dios por todo, porque esto es lo que él quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jesús. 1 Tesalonicenses 5:15-18