Todo lo bueno que podamos hacer y lograr en la vida es importante, pero lo más importante es nuestra relación con Cristo.
Mis hermanos, creamos en Cristo, porque él es nuestra vida, porque está en nosotros, pero además es el sustento de nuestra eterna vida, porque está con nosotros. Cristo nos ha sido impartido por el Espíritu Santo para que podamos nacer en una nueva vida de gozo total y plena paz, porque la obra que Dios ha comenzado la va a completar hasta que estemos perfectos totalmente, así ya no tendremos ningún pesar.
«Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.» Juan 6:35 RVR1960
Hoy debemos participar de Cristo porque él es el pan que nos sustenta y nos hace estar satisfecho en este tiempo de tanta necesidad en el alma. Cuando Jesús se reunión con sus discípulos en la última cena, “…tomó el pan en sus manos y, habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio a ellos, diciendo: —Esto es mi cuerpo, entregado a muerte en favor de ustedes. Hagan esto en memoria de mí.” Lucas 22:19 DHH
Jesús murió para que nosotros hoy tengamos vida, sufrió para que tengamos gozo. Cristo es necesario para que nuestra vida esté totalmente bien, sin él podemos tener cualquier momento de alegría, pero nunca calmaremos la necesidad más profunda de nuestro ser interior.
Por sobre todas las cosas debemos procurar una relación con Cristo mediante la fe. Así como todos los días antes de iniciar nuestras actividades sustentamos el cuerpo con comida, en esta vida antes que todo, debemos acercarnos a Dios y ser diligentes con lo que nos corresponde para participar de Cristo y tener vida eterna.
De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Juan 6:47-51 RVR1960
Antes de buscar el pan que perece y que solo satisface y sustenta el cuerpo, debemos buscar el pan espiritual, que es Cristo para que nos de vida eterna, la sustente y además, para que nuestra calidad de vida aquí sea de gozo, paz y esperanza, esta es la verdadera satisfacción que el ser humano puede hallar en Cristo.
Ciertamente les aseguro que ustedes me buscan no porque han visto señales, sino porque comieron pan hasta llenarse. Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Sobre este ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación. Juan 6:26-27 NVI