Una promesa maravillosa para la salvación de nuestra familia

Esta promesa demanda confianza y testimonio fiel, porque el miembro de la familia que cree debe ser testigo de Cristo en su hogar.

Mis hermanos, aquí hay una promesa para nuestra familia, pero también hay un deber que tenemos que cumplir para bendición de los miembros de nuestra hogar, porque no se trata de que al instante que creemos en Cristo todos los  miembros de la familia se salvan, sino que, al creer nosotros en Cristo debemos ser instrumentos de Dios para que nuestra familia conozca el mensaje de salvación, lo reciban y con su propia boca y corazón confiesen que Cristo es el Señor y Salvador.

«Luego los sacó y les preguntó: —Señores, ¿qué debo hacer para salvarme? Ellos contestaron: —Cree en el Señor Jesús, y obtendrás la salvación tú y tu familia.» Hechos 16:30-31 DHH

Si estamos demasiados preocupados por la salvación de nuestras familias, debemos ocuparnos más, porque la promesa es bastante clara, Dios va operar salvación en nuestra familia cuando nosotros nos consagramos a Él, cuando le servimos con fidelidad, porque así nuestro testimonio en el seno del hogar hará claro el mensaje del evangelio y la transformación y la nueva vida que Dios produce en nosotros será luz para la casa.

En el complemento del texto bíblico antes citado, la persona que pidió ser guiado a la salvación, una vez que supo el modo de obtener la salvación, manifestó un cambio total, porque antes de ser creyente en Cristo, maltrató a los prisioneros, que a su vez eran los siervos del Señor, pero después de su conversión, los llevo a su casa y los atendió con amor y misericordia, y eso sirvió de testimonio para que su casa también se salvara.

“Y les hablaron del mensaje del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. A esa misma hora de la noche, el carcelero les lavó las heridas, y luego él y toda su familia fueron bautizados. Los llevó después a su casa y les dio de comer, y él y su familia estaban muy contentos por haber creído en Dios.” Hechos 16:32-34

Así que, esta promesa de salvación familiar va acompañada de la responsabilidad y el deber que tenemos los que ya creemos. Nuestro testimonio de vida nueva será de bendición, porque la familia verá en nosotros a Cristo. Esposa, que tu comportamiento cristiano sea el medio para que tu esposo conozca a Cristo. Esposo, que tú testimonio sirva para que tu esposa se salve. Padres, que su ejemplo, sea un mensaje claro del evangelio, para que los hijos deseen tener un encuentro con el Señor. Así lo mismo, los hijos deben ser de bendición para los padres.

Así también ustedes, las esposas, sométanse a sus esposos, para que, si algunos de ellos no creen en el mensaje, puedan ser convencidos, sin necesidad de palabras, por el comportamiento de ustedes, al ver ellos su conducta pura y reverente para con Dios. Que el adorno de ustedes no consista en cosas externas, como peinados exagerados, joyas de oro o vestidos lujosos, sino en lo íntimo del corazón, en la belleza incorruptible de un espíritu suave y tranquilo. Esta belleza vale mucho delante de Dios. 1 Pedro 3:1-4 DHH

La vida incongruente en la familia afecta demasiado, porque hay quienes dicen que son cristianos y se comportan como incrédulos, dicen que creen en Dios, pero vive como si Dios no existiera. Cuando en la familia el evangelio es deshonrado por la conducta de quienes se suponen cristianos no trae bendición, sino confusión y el evangelio es desacreditado.

Tomemos hoy esta promesa, oremos por nuestra familia, sirvamos y vivamos consagrados a Dios y seguramente Él manifestará su gracia. Ya sea que en vida veamos la conversión de nuestra casa, o moriremos con esta esperanza, pero Dios jamás se olvidará de lo que nos ha prometido al creer en Él.

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