El éxito no es porque nunca hayamos tenido fracasos durante el camino, sino porque siempre nos ha levantado y sostenido la gracia de Dios. Los aciertos y desaciertos, solo son experiencias que nos ayudan a aprender, pero nuestra dependencia para triunfar debe ser total en Dios.
“La ley apareció para que el pecado se hiciera fuerte; pero si bien el pecado se hizo fuerte, el amor de Dios lo superó. Y si el pecado reinó sobre la muerte, el amor de Dios reinó sobre la vida. Por eso Dios nos ha declarado inocentes, y nos ha dado vida eterna por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Romanos 5:20-21 TLA
Si te has equivocado muchas veces, en esas tantas ocasiones Dios ha querido perdonarte y restaurarte.
Tampoco debes dejar de luchar por la frustración o por el miedo de tus fracasos, mucho menos porque personas te han dado la espalda al considerarte una persona fracasada. Recuerda que tú no dependes de las personas, tú depende de Dios.
“Aunque mi padre y mi madre me abandonen, tú, Señor, te harás cargo de mí.” Salmos 27:10 DHH; “El Señor dice: «Maldito aquel que aparta de mí su corazón, que pone su confianza en los hombres y en ellos busca apoyo.” Jeremías 17:5 DHH
Ahora mismo debes tomar la actitud de arrepentimiento, clama a Dios por el perdón y ofrécele tu vida, estoy seguro por las promesas de su palabra, que te perdonará y comenzará la buena obra en tu vida.
Y de hecho esto no solamente es el principio del éxito, sino que ya es el éxito, porque esto es lo mejor que nos puede pasar a todos.
“Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no cometan pecado. Aunque si alguno comete pecado, tenemos ante el Padre un defensor, que es Jesucristo, y él es justo. Jesucristo se ofreció en sacrificio para que nuestros pecados sean perdonados; y no sólo los nuestros, sino los de todo el mundo.” 1 Juan 2:1-2 DHH
Hay errores que son muy graves, pero el peor de todos ellos, es el despreciar el amor y la gracia de Dios que se nos ofrece para levantarnos de las derrotas.
Piensa que todo lo que ha pasado, es para que la gracia de Dios abunde en tu vida; la conozcas, la experimentes y para que puedas ayudar con la dirección de Dios a muchas personas que están renunciando a todo, incluso a la misma vida, por el desagrado de sus fracasos. Ánimo en este día maravilloso.