Me tomé esta foto con mis hijas, pensando que mi cuidado pastoral comienza en casa y que si mi familia está bien yo lo estaré y también mi iglesia estará bien.
Mis dos hijas, deben aprender amar a Dios y a vivir la fe,
para eso mi enseñanza como padre es fundamental, y más que con mis palabras, ha de ser con mis hechos como ellas aprenderán mejor. Un pastor no debe descuidar la familia para “cuidar a la iglesia”.
Realmente el cuidado de la iglesia comienza en la casa, porque nuestra familia es también parte de la iglesia. El pastor que no pasa tiempo con la familia para atenderla, seguramente el tiempo que más pasa con la iglesia no es tan efectivo, porque el que no es buen administrador de la casa, tampoco cuida bien a la iglesia.
“Debe saber gobernar bien su casa y hacer que sus hijos sean obedientes y de conducta digna; porque si uno no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?” 1 Timoteo 3:4-5 DHH
Es cierto que hay ocasiones en las que las responsabilidades son muchas en la labor pastoral, pero, precisamente el mantener segura a la familia es el termómetro que mide la fidelidad del pastor con su iglesia.
De hecho, la iglesia debe sentirse segura, cuando ve a su pastor viviendo siempre en un ambiente familiar y siendo responsable en todos los sentidos con su familia. Amemos a nuestros pastores que aman y cuidan de su familia, porque seguramente ellos cuidarán también de nosotros.