No hay que desfallecer al ver que el cuerpo se desgasta, en Dios tenemos esperanza eterna

Aunque físicamente nos desgastamos Dios nos fortalece, mientras hace que nuestra esperanza futura crezca en Él.

Inevitablemente los años y las circunstancias hacen que nuestro cuerpo se desgaste, pero Dios es nuestra esperanza, porque en Él descansamos en el presente, nos sostiene para que no desmallemos ahora, y además, confiamos en sus promesas futuras, porque es Dios quien nos tiene reservado un cuerpo glorioso como el de nuestro Señor Jesucristo.

“En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y estamos esperando que del cielo venga el Salvador, el Señor Jesucristo, que cambiará nuestro cuerpo miserable para que sea como su propio cuerpo glorioso. Y lo hará por medio del poder que tiene para dominar todas las cosas.” Filipenses 3:20-21 DHH

Aunque nuestra mayor esperanza está en los cielos por las promesas de Dios, no dejamos de servir en el presente, porque el gozo de la vida eterna con Dios también se disfruta aquí. Es importante el ahora y también aprender a vivir  esperanzados en el futuro con todo lo que Dios nos ha dado como promesas.

Nuestro cuerpo si tiene valor y debemos cuidarlo, porque cada momento de nuestra vida no es ajeno a la voluntad de Dios, por lo cual,  en este cuerpo y sus circunstancias, debemos manifestar contentamiento, pero al mismo tiempo, no sólo debemos tener puesta nuestra mirada en esto, no debemos ser de vista corta, debemos ver más allá de esta vida con la fe puesta en Cristo, porque por sus méritos en la cruz tenemos vida eterna.

Hay que trabajar para el reino de Dios, con la esperanza de que todo lo que hacemos es parte de lo que nos corresponde hacer como siervos de Dios y de su reino, pero que además, todo lo que hagamos aquí  trasciende al futuro, porque los propósitos de Dios van más allá de esta vida. Es por esto que, debemos aprender a vivir viendo las cosas de arriba, para no perder la esperanza cuando vemos que nuestro cuerpo se consume aquí en la tierra.

Cuando naturalmente se va desgastando el cuerpo, por la confianza en Dios, nuestra esperanza eterna crece y la vemos más cercana, lo cual produce gozo en el corazón para vivir bien en cualquier etapa de nuestra vida, porque cuando dependemos de Dios, en la debilidad de nuestro  cuerpo Él manifiesta su poder, para renovarnos y fortalecernos, así lo dice su Palabra:

Por eso no nos desanimamos. Pues aunque por fuera nos vamos deteriorando, por dentro nos renovamos día a día. Lo que sufrimos en esta vida es cosa ligera, que pronto pasa; pero nos trae como resultado una gloria eterna mucho más grande y abundante. Porque no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve, ya que las cosas que se ven son pasajeras, pero las que no se ven son eternas. 1 Corintios 4:16-18 DHH

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