Que hoy resplandezca en tu vida la gloriosa luz de Cristo.
Satanás es el príncipe de las tinieblas, ahí esclaviza a los seres humanos, y los hunde en la espesa tiniebla de soledad, miedo y por lo mismo el fracaso, porque ¿Qué puede hacer uno y qué es de uno en las tinieblas?
El mismo Dios que dijo en el principio; “sea la luz”, es el mismo que se humanó para venir hasta el mismo sitio de nuestras tinieblas, para que con su presencia, dispara la oscuridad, pero aún más, derrotó a satanás y nos liberó, para que ahora andemos en la luz de la vida eterna, siempre activos en gozo y con las promesas de un futuro mejor.
Hoy debemos responder a Dios esforzándonos en la gracia de nuestro Señor Jesucristo, para que cada día desaparezcan de nosotros las obras malas, las cuales honraban al príncipe de las tinieblas que nos tenía esclavos. Sabemos que esto no es fácil, pero también somos conscientes, que servir al maligno nos daña en todos los aspectos de la vida.
Que Dios nos ayude todos los días, para que nuestras vidas sean transparentes y claras como la luz, que siempre estemos renovando nuestra mente y nuestro corazón al ser iluminados continuamente por la presencia de Cristo, quienes es la luz que nos hace brillar, para vencer al mal que nos asecha permanentemente.