Podemos prosperar

Todo lo que emprendamos dentro del orden de Dios será prosperado y esto trasciende aún más allá de los logros que perecen.

Absolutamente todo lo que pretendemos hacer o disponer, debe considerarse si está dentro de lo que agrada a Dios, porque por naturaleza estamos bajo su señorío, pues somos el resultado de la obra de sus manos. Si lo hacemos así, no solamente estaremos actuando en obediencia, sino que también, bajo prudencia, para ser prosperados en nuestros propósitos.

Como la voluntad humana quedó corrompida por el pecado, debemos acomodarla a la voluntad divina, la cual es agradable para Dios mismo y es perfecta, pues siendo así, nos conviene tener la voluntad de Dios como norma y ley para regirnos y ser gratos ante Él. Sujetos a la voluntad de Dios iremos siendo perfeccionados y garantizando buenos tiempos y prósperos resultados en nuestra actividad diaria.

Al no considerar la voluntad de Dios, sino que actuamos sin temor, iremos vagando de un lugar a otro, como un árbol que no tiene raíz y que se muere hasta ser desecho y esparcido por el viento, el cual después de un tiempo desaparece totalmente. Pongamos esmero a la vida y a todas nuestras actividades, pero siempre bajo la santa dirección de Dios y conforme a su perfecta voluntad.

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