Cantemos a Dios con alegría por gratitud a sus bondades, y que así como sea mucha nuestra gratitud, sean más abundantes sus bendiciones.
Es incontable el bien que Dios nos ha hecho, el que nos está haciendo en este momento y el que nos hará.
Toda la manera como Dios ha mostrado su amor y en todas las ocasiones que hemos recibido su ayuda, deben darnos las palabras y el deseo para responderle en alabanza.
Pero aún más, debemos procurar, que todo lo que somos, tenemos y hacemos, sea una completa alabanza a su misericordioso nombre. Esta actitud, es el reflejo del gozo que resulta de reconocer, que todo nos llega como un regalo de Dios. Y es que, además, debemos saber, que al gozarnos en Dios por gratitud nos dará más gozo.
El hecho de responder a Dios con alabanza de gratitud, nos coloca en una posición de bendiciones, porque Dios se manifiesta en medio de la alabanza de su pueblo. Por esta razón, también como familias, debemos reconocer todo el bien que Dios nos ha hecho con su favor.
De esta manera, los más pequeños de la familia irán aprendiendo a reconocer, que todo lo bueno que recibimos viene solo de Dios, quien es la fuente inagotable de la gracia y la misericordia. Esto es conveniente, porque ellos también sabrán acudir a Dios para que supla sus necesidades.
Si todo lo bueno que Dios hace, es incontable, también es incomparable, y como nadie puede igualar sus obras, y como nosotros no nos valemos por nosotros mismos. Entonces, Nadie más, ni nosotros mismos, se merece la gloria. Por lo tanto, “Solo a Dios debe ser la gloria”.