Tener fe en Dios es estar seguros que cuando oramos Él nos oye

La prueba de nuestra fe sirve para crecer en fe, porque en esas circunstancias tenemos que buscar fe para salir victoriosos y, ya cuando logramos la victoria también nuestra fe crece.

En algún momento podemos llegar estar en alguna situación, en donde sintamos que ya no se puede más, incluso, se puede llegar a estar seguros que de ahí jamás se podrá salir victorioso. En ese caso,  lo primero que tenemos que hacer, es deshacernos de la desconfianza, y para deshacernos de esa desconfianza, debemos conocer, qué promesa tiene Dios para nosotros en ese momento.

Lo segundo que tenemos que hacer, es apropiarnos de esa promesa, hay aferrarnos a Dios a través de ella, de tal manera que esa promesa sea un amparo delante de Dios. Porque lo siguiente que hay que hacer, es orar en el nombre de Cristo, porque él es la garantía para que esa promesa se cumpla, y así podamos superar nuestra aflicción.

Lo que nunca debemos hacer, es reclamarle a Dios, porque aunque tenga una promesa para nosotros, no nos merecemos más que su misericordia y su favor conforme a su voluntad y no conforme a la nuestra. Y además, es por los méritos de Cristo, lo cual significa, que todo lo que podamos recibir, es solo por la gracia de Dios, es decir, por un favor que no merecemos.

Por esto mismo, después de estar orando en suplicas y ruegos, debemos esperar en Dios y aceptar su respuesta cualquiera que esta sea, porque confiar en una promesa de Dios a través de la genuina fe, es aceptar lo que Dios determina y como Él lo determina, en la plena certidumbre, que esa respuesta es la mejor. Porque la voluntad de Dios siempre es perfecta y exacta para ayudarnos en cualquier situación.

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