En el silencio podemos escuchar con más claridad a Dios, quien nos enseña lo que es correcto, y nos corrige en nuestras deficiencias. No olvidemos hacer memoria sobre nuestra conducta en el silencio de la noche y como preámbulo de nuestro descanso, porque seguramente así tendremos un mejor reposo.
“Nuestro corazón se desborda de gratitud y alabanza cuando nos sentimos perdonados y corregidos por Dios, porque siempre en su corrección estarán presentes su amor y su maravillosa gracia.”
Dios no solamente enlista sus leyes en nuestro corazón, sino que también, en nuestro yo interno somos corregidos por su Espíritu que mora en nosotros. Por esto mismo, nos es conveniente ir a dormir, después de meditar en lo que fueron las jornadas del día, eso nos permitirá ser agradecidos, pero también corregidos por la presencia espiritual de Dios.
Es incomparable el gozo que se siente cuando somos convencidos por Dios para corregirnos en lo deficiente, pero aún disfrutamos más alegría cuando nos sabemos perdonados. Nuestro Dios es maravilloso porque no solamente se compadece de nosotros en nuestras debilidades, sino que también, permite el dolor en nuestra vida cuando nos equivocamos, para que de esa manera busquemos la cura en Él.