Dios no quiere que nuestras cargas nos hagan caer y nos aplasten

Pongamos en las manos de Dios todo lo que nos aplasta, lo que nos cansa, lo que ahora nos provoca tristeza y preocupación.

«Si estamos en tiempos muy difíciles y tenemos que llorar, hay que hacerlo, pero en este tiempo, la oración es fundamental, lo mismo, un acercamiento humilde a la Palabra de Dios, pero con mucha certeza, para afianzarnos en todas las promesas que Él tiene para estos tiempos dificultosos.»

Todos los días corremos el riesgo de volvernos pasivos, y no por ser pacientes, sino porque las cargas que son comunes; todo aquello que nos preocupa, como lo es la experiencia difícil de alguna enfermedad, las carencias de cosas, por la falta de empleo, o por algún problema matrimonial o con algún otro miembro de la familia, etc.

Si somos creyentes debemos saber que Dios está permitiendo esto por alguna razón, seamos responsables en algo o no sobre la situación, Dios hará con esto, la oportunidad de ministrarnos con su gracia, por eso nuestra actitud debe ser la de poner todas estas cargas sobre Él.

En este tiempo de dificultades, y para poner nuestras cargas en Dios, debemos tomar la ocasión para reunirnos como familia, para animarnos juntos, para hablar sobre la situación y ver qué podemos hacer, pero principalmente, para orar a Dios en un clamor ferviente.

Si actuamos así, seremos inmensamente bendecidos, pero si nos amargamos, nos enojamos, o nos desanimamos, eso no servirá de nada, más bien todo empeorará. Si actuamos positivamente con lo antes ya descrito, nuestras cargas serán ligeras, y nuestros hijos pequeños aprenderán  a actuar correctamente en los tiempos de crisis.

Compartir