Sin Cristo nada podemos hacer al agrado de Dios

La única manera de dar los frutos que agradan a Dios, es a través de Cristo, él es la vida en nosotros y la fuente de nuestros frutos.

“Debemos considerar que Dios demanda frutos, porque el juicio más severo de Jesús fue dictaminado a una planta  que no tenía frutos cuando era el tiempo de cosechar.”

Para que una rama esté viva y pueda dar frutos necesita ser nutrida a través del tallo. La rama desprendida se seca y es llevada por el viento a todas partes hasta que se desase con el tiempo y desaparece, o en otros casos  la rama seca es puesta en el fuego.

En todos los aspectos de la vida Cristo nos es necesario, porque a través de ser uno con él, somos uno con Dios, y así tenemos vida eterna, pero además, así podremos dar los mejores frutos. Es decir, en todos los ámbitos de la vida nos desarrollaremos y haremos todo como Dios quiere que lo hagamos; nuestros dones, oficios y ministerios fructificarán siempre. De la misma manera, en nuestros roles familiares seremos correctos para la gloria de Dios y para la solides de nuestro hogar.

Los que no se acerquen a Cristo a través de la fe, aunque sean muy habilidosos en todo lo que hagan, para Dios esos frutos serán malos, no será honrado de esa manera, aunque estos impresionen con lo que hagan y con las riquezas que obtengan.

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