
Cuando estemos bajo una situación angustiante, debemos clamara a Dios, porque aunque el conoce nuestra situación espera que actuemos en fe para pedir su intervención. El que está bajo el temor de Dios, al clamar por ayuda honra su nombre, que es sobre todo nombre.
“Si estamos sometidos en obediencia a Dios, también estamos bajo su protección, de tal manera que su presencia nos rodea para protegernos del mal y salir victoriosos, de esos momentos en los que pareciera que estamos acabados, porque el enemigo ha puesto su campamento alrededor nuestro.”
Pero ¿Por qué algunas veces podemos caer víctima de la injusticia y del mal? ¿Por qué algunas veces los hijos de Dios sufren y algunos mueren víctimas de algo?
Cuando un hijo de Dios muere por alguna enfermedad o por algún accidente, no significa que Dios no lo haya protegido o que intentó protegerlo pero no pudo. Tal situación Dios la permitió, pero guardó el alma del creyente, porque el diablo que la peleaba, jamás pudo ganarla, finalmente Dios les dará un cuerpo a sus hijos y este será glorioso.
Por otra parte, cuando aparentemente los malos logran su victoria sobre los hijos de Dios, cuando aparentemente triunfa la injusticia, será para el propio mal de los injustos, de los hipócritas, para caída de los que tienen ojos y no ven.
Pero esto también Dios lo permite, para que sus hijos, los que están bajo su temor reverente, los que buscan honrar su santo nombre y todos los que le sirven con fidelidad, reciban más fe al momento que Dios los fortalece para resistir el mal. Ya que en esos momentos, el propósito de satanás, es arrancarlos de las manos de Dios y destruir su fe, pero eso jamás será posible, porque el Todo Poderoso hará que sus hijos obtengan la victoria para ser mejores que antes.