La familia que honra y santifica el nombre de Dios gozará siempre de sus bendiciones.
«La familia que no escudriña la Biblia, no refleja que viva en torno a la voluntad de Dios, por lo mismo no lo conocen y por ello también desconocen su voluntad y sus promesas. Sin embargo, quienes viven para la gloria de Dios disfrutaran de todas sus bondades.»
Cuando una familia no acepta que Dios existe, o cuando esta no le corresponde como es digno que se haga, no tiene su bendición. Aunque un hogar sea rico en bienes y tenga la honra de los hombres, aun así le hará falta la bendición de Dios, porque sus bendiciones van más allá de las cosas materiales y de todo lo que perece.
Lo que Dios nos ofrece como mayor riqueza del cielo es la vida eterna, para comenzar a vivirla aquí, mientras llega la plenitud con Cristo. La bendición de Dios es dirección, protección y provisión para nuestro hogar, y esto solo se puede vivir por la fe puesta en Él, esa fe que se practica todos los días.
La familia que no toma con seriedad la Palabra de Dios, por eso no tendrá dirección correcta, porque la Palabra de Dios supera la sabiduría humana y es mejor que cualquier otro conocimiento, por lo que siempre será necesaria en el entorno de la familia. La familia es bendecida de esta manera, porque el Espíritu Santo nos vivifica a través de la Palabra de Dios, y hace que brote la fe en nuestro corazón, con la que al acercarnos a Dios creemos que nos hará llegar sus bendiciones.