El no bendecir a Dios es hablar mal de Él o actuar en contra

Exaltar es reconocer lo alto que es Dios, tanto en poder como en gloria. Al reconocer su poder nos da confianza y seguridad para vivir, y al reconocer su gloria, nos convence de adorarlo y ser sumiso  con humildad y reverencia en su presencia.

“Bendecir el nombre de Dios es hablar bien de Él, lo cual significa adoración a partir de exaltar sus atributos, reconociendo quién es, y lo que ha hecho, hace y hará por nosotros.”

Dios es el que rige todo cuanto existe, nos trata con su misericordia y siempre mantiene el control de todo, es el Rey dueño porque todo lo creó y nada escapa de su amor, pero también de su juicio;

de amor porque nos ama y nos encamina hacia Él para que reconozcamos su señorío y por lo mismo, para que reconozcamos que es digno de la alabanza, de lo contrario, también actuará con juicio, porque el que no está para Él, está contra Él.

Lo mejor que nos puede pasar en la vida, es proponer en nuestro corazón adorar por siempre a nuestro Dios; sean tiempos fáciles o difíciles, porque Dios se acuerda de nuestra alabanza en los tiempos de nuestras tribulaciones. Sólo los que se acuerdan de los beneficios de Dios pueden gozarse en el corazón y dicho gozo se convierte en alabanza a Dios, pero además, siempre le va bien al que justamente rinde adoración a su Creador.

Cada momento de nuestra vida siempre será oportuno para adorar a Dios, reconociendo su bondad en nuestra vida, porque cuando todo va bien es gracias a su intervención, y cuando vienen tiempos difíciles, Él los permite, ya que ahí quiere también mostrar su bondad, para fortalecer a sus hijos y darles con ello la fuerza para perseverar, o también para cambiar esas circunstancias.

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