En el nuevo pacto sellado con la sangre de Cristo hay mejores y mayores promesas y bendiciones.
Por Cristo la gracia de Dios es amplia, pues de manera gratuita podemos recibir el perdón y la vida eterna. La misericordia de Dios también tiene consigo la protección y la provisión cotidiana, Él se muestra bondadoso permanentemente, ya que sin sus bondades la vida no sería posible. Todas la promesas de Dios son seguras, porque Dios no olvidará lo que Cristo hizo por nosotros, por eso debemos poner nuestra fe y nuestra vida tontamente en Cristo. Las bendiciones de Dios para su pueblo Israel, ahora en Cristo son confirmadas y aseguradas para nosotros.