Descansemos en la gracia de Dios

Descansemos sabiendo que el favor de Dios es con nosotros, que Él está de nuestra parte, y siempre se ocupa en hacer de nuestra vida tiempos de paz y gozo, porque su gracia siempre nos es derramada. La gracia de Dios a través de Cristo en nuestra vida es salvación, vida eterna, confirmación, perseverancia y victoria. 

“Recordemos siempre que lo que tenemos no lo merecemos, pero lo hemos recibido por el infinito a mor de Dios, así que debemos agradecer, y  al mismo tiempo, tenemos la oportunidad de implorarle a Dios por nuestras necesidades, ya que si Dios nos dio a su Unigénito Hijo como salvador, con él nos dará todas las cosas.”

Descansemos confiando en Dios, pongamos en sus manos todas nuestras preocupaciones, porque aunque él sabe perfectamente lo que necesitamos, es deber nuestro y el resultado de la fe elevar a Él nuestra vida a través de la oración. Digámosle a Dios todas nuestras penas, porque sabe cómo tratar con todas ellas. No dejemos de usar ningunos de los medios de gracias provistos por Dios, porque en ello crecemos, nos relacionamos más con Dios y disfrutamos.

Si no podemos dormir por el exceso de preocupaciones, lo mejor que podemos hacer es orar, no dejemos que nuestra mente divague sin rumbo fijo, mejor concentrémonos en Dios y en sus promesas. La gracia de Dios es abundante, en ella encontramos la muestra más grande del amor que Dios nos tiene, porque nos dio a su propio Hijo, a quien expuso a la miseria y al dolor, para asegurarnos las riquezas de su gloria y el gozo eterno.

Dejemos que la gracia de Dios opere en nuestras vidas, que Cristo sea para nosotros necesario y suficiente, reconociendo que con nuestros propios medios no podemos superar el mal y las angustias profundas de la vida. Si hoy diferentes circunstancias difíciles no podemos dormir, esta ocasión puede ser oportuna para pedirle a Dios con fe y acciones de gracias todo lo que necesitamos y lo que anhelamos, porque en la gracia siempre hallaremos descanso para el alma y para toda la vida.

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