Seamos diligentes para hacer todo lo que nos corresponde, para vivir la vida en el poder del Espíritu Santo, siendo que de este modo podemos vivir con valentía y amor y siempre leales a Dios, venciendo las debilidades de la carne.
Tener miedo es una debilidad humana, y afecta bastante cuando por miedo no hacemos lo que es correcto,
pero con la presencia y con la llenura del Espíritu Santo podemos combatirla. Satanás usa la debilidad del miedo para que no seamos fieles a Dios, ya que el miedo puede provocar que una persona no diga la verdad, porque todos sabemos que asumir la verdad puede traer consecuencias, aunque no debemos tenerle miedo al que mata la carne, más bien debemos tenerle temor reverente a Dios.
En cuanto a esto también la Biblia nos asegura, que el reino de los cielos se hace fuerte y que sólo los valientes lo arrebatan. Ser valientes entonces, es enfrentarlo todo confiando en la presencia de Dios, quien nos protege, y también, dependiendo de la presencia del Espíritu Santo, quien internamente nos infunde valor.
Con la ayuda del Espíritu Santo también tenemos la fortaleza necesaria para combatir victoriosamente en la vida diaria, en la batalla de la fe, y podemos ejercitarnos con firmeza y perseverancia en la vida cristiana. Además, el Espíritu Santo nos aplica eficazmente el amor de Dios, de tal manera que podemos decirle a Dios papá y nos permite disfrutar activamente la paternidad de Dios. Pero también, nos da la esencia del amor, para amar a Dios y a nuestro semejante, aun cuando la carne débilmente se niega hacerlo. El amor es fruto de la presencia del espíritu Santo en nuestra vida.