Tenemos una batalla a muerte contra un enemigo feroz

Como nuestra lucha nos es contra personas débiles, sino contra satanás, debemos actuar con el poder de Cristo y vestidos de él, así y solo así venceremos. Es muy diferente que nosotros solo enfrentemos a satanás a que lo enfrentemos con Cristo, ya que al ir con Cristo en esta guerra enfrentamos a un enemigo ya derrotado.

Satanás le declaró la guerra a Dios, pero Cristo lo derrotó, sin embargo, ahora la lucha es contra la iglesia de Dios, contra el cuerpo de Cristo. La cabeza ya derrotó a satanás, pero ahora lucha ferozmente contra los miembros de su cuerpo. Por esto debemos reconocer que tenemos una lucha directa contra satanás y sus demonios, y es entonces, una lucha contra un ejército de demonios bien organizados. Como decíamos, esta lucha es contra el pueblo de Dios como congregación, pero también es una batalla personal cuerpo a cuerpo.

La lucha contra satanás es sin tregua y a muerte, porque su propósito está determinado, que es para matar y destruir. Como satanás ya fue vencido por Cristo y espera el juicio y su sentencia final, su lucha contra nosotros se vuelve muy peligrosa, porque aunque la victoria de Cristo también es nuestra, no nos exime de esta batalla. Debemos tener total confianza en nuestro Salvador, Cristo el victorioso, ya que la promesa es ciertísima, de que jamás seremos derrotados, porque aunque podríamos ser derribados, nunca seremos destruidos.

Es posible que en esta batalla caigamos por algún descuido y debilidad, pero confiando en Cristo que por su poder y su fuerza nos levantaremos. Es posible que los dardos del malignos nos causen algunas heridas profundas por no tener el escudo de la fe a causa de nuestra negligencia espiritual, pero con la ayuda de la gracia de Dios podremos recupéranos y sanar, esto será así, porque Dios nunca dejará que sus hijos sean heridos mortalmente. Esta lucha durará toda la vida, pero al final tendremos la victoria.

De ninguna manera debemos dejar de depender de Cristo, porque al ser él el vencedor nos ayudará en todo para que nosotros también estemos venciendo en la vida diaria. Cristo triunfó sobre satanás y sus huestes para que su iglesia no sufra daños mortales, pues de otra manera la destruiría, ya que siendo nosotros tan débiles, y satanás tan fuerte y feroz, no podríamos contra él. Por esto Cristo es necesario en nuestras vidas hoy, y siempre.

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