
¿Quién puede guardar perfectamente la ley de Moisés, la palabra dicha por los profetas y los apóstoles? ¿Quién no peca hoy consiente he inconscientemente?
Ya sabemos cuáles son las respuestas ¿y acaso Dios nos abandonará por esto? Dios siempre está con nosotros y sus promesas son nuestras cuando por la fe confiamos en Cristo, y cuando vivimos convencidos que él es nuestro abogado ante el padre celestial.
Nadie por muy perfecto que sea puede cumplir las demandas de la ley, pero cuando en lugar de ellas confiamos en las promesas de la salvación gratuita y en el perdón por la muerte de Cristo, nos hace ser aceptos y gratos ante Dios, quien también se glorificará con nuestras obras y nos bendecirá por ellas.