Cualquier otra oferta de salvación y vida eterna que no sea a través de Cristo y que no sea anunciada a través de la palabra del evangelio, es un error oírla, porque no es más que instrumento de satanás, para mantener la vida en la miseria y para destruirla totalmente.
El propósito de Dios en Cristo es darnos vida eterna, y para eso vino Cristo a entregar su vida por el rescate de la nuestra, sin embargo, satanás ha tenido siempre como objetivo mantener el corazón de la humanidad endurecido a la palabra para que no crean, y procura provocar que los que creen, a través de sus artimañas dejen de confiar en Dios, para que no vivan en la paz, gozo y en la esperanza de Dios. Por esto debemos poner siempre nuestra fe en Cristo, recibir su palabra y fortalecernos en él. Hay que hacer las obras de Cristo, vivir la vida cristiana en acción, que realmente evangelio se encarne en nuestras vidas, y no sólo ser religiosos o tener apariencia de cristianos.
En el contexto de este pasaje, Jesús estaba hablando en un círculo religioso que se oponía a él, y eran los que tenían el control religioso del pueblo y los que fueron usados por satanás, así como fue usado Judas, para entregar a Cristo a la muerte de Cruz. Este tipo de personas religiosas, incluyendo al que caminó con Jesús, o sea Judas, despreciaron la vida eterna y cayendo bajo el poder de su propio mal se perdieron.
Debemos poner nuestra fe en Cristo, y no rechazar la oferta de la vida eterna por poner nuestra mirada en alguien o en algo más, porque sólo él puede de darnos la vida eterna, nadie más, quiso, ni pudo morir por nosotros, sólo su sacrificio es perfecto para que a través de él sean borrados nuestros pecado, y para que gratuitamente recibamos la salvación eterna. Solo el evangelio nos salva y nos protege del mal, el evangelio es Cristo el hijo de Dios.