El que agradece por las bendiciones que recibe le irá a un mucho mejor, porque el agradecido muestra que busca a Dios y no solamente las bendiciones de Dios.
Dios nos enseña a ser agradecidos con él, no porque necesite de nuestra gratitud, sino porque el corazón que agradece es el que confía en él, reconoce sus favores y en los tiempos de pruebas también acudirá en la búsqueda del favor celestial.
El que acepta con el corazón que es Dios el que cubre nuestras necesidades, sabrá el camino adecuado y la forma correcta para refugiarse en la adversidad. Adoremos a Dios por lo que he hecho en nuestras vidas, porque también Dios reconocerá nuestra alabanza con más bendiciones, y porque el ser buenos administradores de lo que recibimos tiene como principio ofrecer adoración a Dios de todo corazón. ¿Usted le daría más de sus riquezas a alguien que nos las cuida o no las administra bien? Da cuerdo a Dios, el que es fiel en lo poco recibirá más.
Dios tiene como propósito satisfacernos física y materialmente, pero recordemos que aquí somos peregrinos y si alguna vez nos toca padecer, será porque Dios con eso nos enseñará a valorar y a disfrutar las cosas que proceden de su mano, nos enseñará a buscar en él con fe todo lo que necesitamos.
Esta forma en la que Dios actúa, nos permite poner también nuestra esperanza en las promesas futuras, porque hasta nuestro cuerpo que un día aquí perecerá, pero lo recuperaremos gloriosamente en la resurrección, pero en todo siempre estaremos satisfechos y contentos, siempre y cuando confiemos en Dios y siendo agradecidos con él.