
Dios espera la disposición voluntaria y gozosa de nuestro corazón para servirle en su presencia en actos congregacionales con su pueblo, pero también en todo los quehaceres de nuestra vida diaria. Siempre debemos movernos con el gozo de Dios, y todo lo que hagamos debe ser para su gloria como siervos de su reino. Es muy hermoso que hagamos todas las cosas con el anhelo de agradar a Dios y confiando que en todo nos hará prosperar a su manera.
«Corresponder servicialmente a Dios e impulsados por un corazón alegre es lo que espera de todos los redimidos, porque somos convocados a estar en su presencia, lo cual es la reacción natural de quien ha recibido el favor divino con la salvación y de todas las bendiciones diarias. Esta actitud alegre, es la respuesta de quienes por la presencia de Dios triunfan en las luchas diarias, los cuales también son inundados por la paz y el gozo eterno, y es así como expresan la felicidad que emana de quien se merece nuestro servicio y adoración.»
La alegría es la expresión que reconoce la gloriosa presencia de Dios, la cual al manifestarse en nuestras vidas nos da seguridad y esperanza, esto porque la grandeza de Dios para nosotros es garantía de que siempre estaremos bien, que todo está sujeto a su voluntad y decretos, por lo que nunca nos faltará su bien y su misericordia. Nuestros cantos deben reflejar felicidad, la cual es obra de Dios en el corazón perdonado, y cada canto que entonemos a Dios debe contener la confesión de que Cristo es el Salvado. Siempre debemos anunciar cantando quién es Dios y lo que el hace para favorecernos.Cantar y servir a Dios con alegría es la celebración de la victoria, es ver desfilar al Rey que viene de la batalla triunfante y con buenas noticias para el pueblo. Esto para nosotros implica, que siempre las manifestaciones de Dios tienen el propósito de hacernos bien, para que disfrutemos constantemente de esta vida, con la esperanza puesta en lo venidero. Nuestro Rey de gloria nos da siempre victorias en la vida diaria, nos ha dado las mejores razones para celebrar su nombre. Dispongamos nuestro corazón en gozo para adorar a Dios y así seguramente crecerá nuestro gozo en Cristo.