
Buscar el bien es buscar a Dios, porque no importando nuestras maldades, cuando caemos ante su presencia arrepentidos nos perdona y nos recibe como sus hijos y como su pueblo, además nos ayuda para superar nuestras debilidades ante el pecado, y de esa manera nos santifica para ser un pueblo santo para su gloria.
Dios nos llama a la búsqueda del bien, debemos santificarnos para él, debemos dejarnos guiar por su Espíritu santificador.
Si realmente hemos tenido un encuentro con Dios, si nuestra comunión con él es real debe manifestarse en nuestra vida diaria, ya que Dios siempre está obrando en la vida de su hijos para que cada día sean renovados, pero también bendecidos, porque en la obediencia de su pueblo Dios se manifiesta.
Dios quiere un pueblo santo en donde su nombre sea conocido a través del modo de vida de su pueblo, es así como Dios promete bendecir a los que son fieles, promete manifestar su bien y su misericordia a todos los que viven para hacer lo bueno. La presencia de Dios es vida para los que tienen fe en Cristo, para los que se acercan a Dios humildes reconociendo la necesidad de ser perdonados, y el deber de dejar atrás la vida antigua e indiferente a Dios.
Dios se honra cuando su pueblo hace honor a su nombre, cuando como personas o familias vivimos su presencia verdaderamente, ya que una cosa es que digamos que Dios está con nosotros, y que le pertenecemos, y otra cosa es cuando a través de nuestros hechos lo santificamos, y cuando por sus bendiciones en nuestras vidas se hace visible y conocible ante el mundo.