Con mentiras satanás provocó que la humanidad cayera bajo la maldición y condenación, pero Cristo vino para liberarnos y darnos vida eterna, en él debemos creer y con gozo debemos poner nuestras vidas en sus manos, porque sólo él es la verdad que nos une con el Dios verdadero.
«Jesús les dijo a los judíos que habían creído en él: —Si ustedes se mantienen fieles a mi palabra, serán de veras mis discípulos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.» Juan 8:31-32
Mantenernos en la verdad es hacer de las enseñanzas de Jesús la norma de nuestras vidas a través de la obediencia, a la vez que es la comunión con Cristo en todo tiempo, ya que ser seguidores de Jesús implica enfrentar dificultades porque el mundo lo aborreció como también aborrece a todos sus seguidores.
Cristo es el cumplimiento y la confirmación de todo lo que se dijo en cuanto a la salvación de la humanidad de la esclavitud del pecado, por eso, al recibir a Jesús para que sea la autoridad de nuestras vidas, para dejarnos guiar solo por lo que él nos indique nos hará libres del poder del pecado y de la condenación, del poder del pecado, porque por Cristo somos perdonados, nos fortalece para enfrentar el mal y porque siempre está intercediendo ante el Padre.
Sólo Jesús quien es la verdad puede romper con las ataduras del mal, y cada día que vivimos su Palabra somos cada vez más libres y empoderados para perseverar en la voluntad de Dios.
Hoy vivimos en un mundo de tantas ofertas religiosas, pero solo es eso, una religión más, pero la humanidad sigue atada a la miseria y no saldrá de allí, sino hasta que acepte que la única verdad que puede destruir la mentira del diablo y la que verdaderamente nos da vida y nos suelta del yugo de la muerte es Cristo, a quien tenemos que recibir en nuestras vidas, para que sea el dueño de nuestra voluntad y el que nos guíe, porque su dirección nos lleva al Padre celestial con quien queremos pasar la eternidad con vida eterna y gozo total.