Por su puro amor Dios nos ha otorgado derechos y herencias como sus hijos, como el Padre que tanto nos ama nos ha asegurado un lugar a su lado mediante Cristo, quien nos da potestad para ser hijos de Dios, por eso nuestro gozo debe ser grande y nuestra perseverancia sólida hasta que Cristo venga.
“Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues en Cristo nos ha bendecido en los cielos con toda clase de bendiciones espirituales.” Efesios 1:3 DHH
Cómo no bendecir el nombre de nuestro buen Dios si nos trata cual padre amoroso, nos da herencias en el cielo, abre para nosotros todos sus tesoros de los culés desfrutamos aquí, pero también los disfrutaremos totalmente con él cuando estemos en las mansiones celestiales.
Ofrezcamos nuestras mejores palabras para hablar bien del bendito nombre de Dios, para describir todo lo bondadoso que es. Demos para su gloria nuestro mejor tiempo, todo lo que tenemos y toda nuestra vida para su servicio fiel, pues nos ha dado todo para el bien de nuestras vidas. Si Dios no se guardó para sí, ni a su propio hijo, sino que lo dio por nosotros, por eso, tampoco se ha guardado para sí ninguna riqueza del cielo, sino que nos la ha revelado, las revela y nos las entregará completas en el día de Cristo, cuando venga por su iglesia.
Nuestro lugar con Dios en la eternidad está seguro para gozarnos, por ello, aunque hoy tengamos que padecer por glorificar su nombre, por serle fiel y por dedicarnos a nuestro servicio, tengamos el ánimo y la fortaleza en él para perseverar, porque todas las cosas futuras celestiales son mayores a comparación de nuestras tribulaciones terrenales.