
Por la fe nos dedicamos a Dios y cuando nos dedicamos a Dios nuestra fe crece. A través de una fe creciente nos abriremos pasos, a pesar de las grandes oposiciones y nos mantendremos firmes en medio de las peores tempestades hasta que Cristo venga. Nada que satanás haga contra nosotros y contra Dios nos hará fracasar cuando está puesta en Cristo quien ya lo venció y lo exhibió públicamente en la Cruz.
“Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.” Mateo 17:18-20 RVR1960
Sólo con la fe podemos vencer las adversidades por muy grandes que sean,
porque Dios es fiel y justo, quien no nos dejará ser probados más de lo que humanamente puede ser soportado, aunque por la fe podemos ver cómo sucede lo que para nosotros es imposible, ya que por la confianza en Dios él se manifiesta de manera extraordinaria, de tal manera que hace que en nuestras imposibilidades su poder se muestre para socorrernos.
La fe se desarrolla imparablemente cuando conocemos más a Dios a través de su palabra, cuando nos sometemos a él de acuerdo a sus normas y cuando aprendemos a reaccionar de manera fiel y perseverante en las pruebas, porque el propósito de Dios, es que en las tribulaciones actuemos activos por la fe que obra cosas buenas y que además, nos hace perseverantes. Y es así como por el ejercicio de nuestra fe, esta crece en gran manera.
Necesitamos la fe que nos hace perseverantes en toda oposición, la fe que no se vence, la que nos permite esperar confiando que Dios responde a sus hijos en el tiempo oportuno, en ese momento en donde aparentemente ya de nada sirve que Dios actué pues todo se ve perdido, y cuando ya se han agotados todas las opciones y posibilidades. Por la fe sucede lo imposible, por la fe se nace de nuevo, por la fe se recibe el derecho de ser hijos de Dios, por la fe se pasa de muerte a vida eterna y por la fe esperamos a Cristo para morar con él por la eternidad.