Ante el mal Dios nos da protección y nos esconde en su presencia

Ante estos tiempos angustiosos Dios está con nosotros, nada que él no quiera podrá afectarnos, ya que su presencia no solamente está en todos lados, es también gloriosa e inquebrantable ante los ataques del maligno y sus obras destructoras.

“La mejor manera de habitar la presencia protectora de Dios, es haciendo de toda nuestra vida un culto grato, vivo, disfrutando a Dios al máximo, porque entre más difícil sea la angustia, más disfrutaremos su gloria y su poder, porque sus bondades nunca nos faltarán.”

Con Dios tenemos segura protección, porque su presencia es el templo que nos cubre todo el tiempo,

y por eso toda nuestra vida es un culto para su gloria. Dios en ningún momento nos desampara, ya que siempre se hace presente con todo lo que necesitamos cuando lo buscamos en la oración, y siempre nos dará la palabra correcta a través de Las Escrituras para encontrar la respuesta ante la incertidumbre, la esperanza para estar tranquilos y la dirección correcta para que no perdamos el rumbo.

La presencia de Dios lo cubre todo, pero sólo aquellos que lo buscan con devoción y con todo el corazón tendrán su presencia manifiesta, porque él mismo nos ha dado los medios necesarios para que nunca nos sintamos desamparados, solos, perdidos y vulnerables al grado de ser presa fácil por alguna enfermedad, o por cualquier otro mal que nos aceche.

Dios da protección a sus hijos, porque son ellos los que con toda confianza y en humildad  lo buscamos, ya que a través de cada prueba vamos aprendiendo que sólo él es nuestro refugio seguro en la angustia.

Si la presencia de Dios lo cubre todo, su gloria también nos rodea, esta gloria que es su templo, el cual es casa y hogar para sus hijos, ahí mismo,  donde Dios nos trata como padre, el cual nos ofrece sus brazos para descansar por la fatiga cotidiana, nos da el consuelo ante las pérdidas, nos cambia la tristeza por gozo y ante un futuro incierto nos colma de esperanza.

Dios verdaderamente nos ofrece el sitio más seguro bajo su cobertura gloriosa, así que no hay porque tener miedo aunque se vociferen malas noticias, Dios es nuestro escondite ante el acecho del mal.

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