El ruego de Jesús para que seamos protegidos por el Padre va acompañado de su amor por nosotros, pero también de una determinación muy directa, debemos permanecer en este mundo. Es la voluntad de nuestro Cristo que estemos en este mundo siendo sus testigos y glorificando al Padre siempre asistidos por el Espíritu Santo.
“El propósito de estar aquí, es para que Cristo sea conocido, el testimonio de quién es Cristo será manifestado con la vida de la iglesia, pero también la iglesia debe proclamar el mensaje del evangelio. Aunque el mundo nos aborrezca, y aunque aquí tengamos que padecer esa es nuestra labor. El mensaje, es que, Jesús es el Cristo el Hijo del Dios viviente, él es la solución para la vida humana y el mundo.”
Aunque no somos de este mundo aquí debemos permanecer, porque nosotros tenemos la respuesta que el mundo necesita en medio de la incertidumbre. La buena noticia que el mundo necesita escuchar para que en medio del caos reciba esperanza, es el evangelio que le fue dado a la iglesia, por el cual también la iglesia existe. Cristo tampoco era de este mundo, sin embargo vino para traernos la salvación. Así la iglesia, aunque ya pertenece a la ciudad celestial, debe estar aquí a pesar de los padecimientos que tenga que sufrir, para cumplir la encomienda de Cristo.
Somos los hijos de Dios lo que tenemos que saber cómo afrontar las aflicciones, porque nosotros tenemos la fe y confiamos en Dios, somos los que podemos enseñar a vivir en paz en medio de las tempestades, los que vivimos en gozo a pesar de las adversidades. En medio de las tinieblas por el caos que Dios mismo permite y controla, la iglesia tiene la oportunidad de alumbrar y guiar a la humanidad a Dios, para que encuentre refugio y salvación.
Ante la calamidad del mundo no tenemos que preguntarnos por qué suceden las cosas, o si Dios nos ha desamparado, más bien, nuestra reacción debe ser sobre lo que nos corresponde hacer en este momento en relación con los planes y propósitos de Dios, porque absolutamente todo él lo preside, está al tanto hasta en lo mínimo, y lo canaliza para su propósito salvador.
Tomemos en cuenta que satanás, quien también tiene como propósito sacar provecho de todo para sus malévolos propósitos destructores, nos querrá hacer creer que es hora de ver cómo podemos hacerle para salvaguardarnos por nuestros propios medios, provocando de esta manera que dejemos de brillar en las tinieblas por el amparo de Dios y por nuestra labor de consuelo, amor y esperanza ante un mundo que por el caos termina de perder su rumbo.
Tengamos presente que Dios nos cuida, que en cada momento vela por nosotros, para que estemos en óptimas condiciones para cumplir nuestro deber como testigos y mensajeros. Además, de que Cristo aunque ya oró por nosotros sigue siendo nuestro intercesor y mediador ante el Padre celestial. Vivamos con gozo a pesar de los tiempos aterradores, porque la protección de Dios es total, ya que nadie nos podrá arrebatar de su mano poderosa, entre tanto cumplimos nuestra tarea y Cristo viene por su iglesia.