Dios tiene en sus manos todo el oro y la plata y en su corazón está el infinito amor, así que debemos dirigir a él nuestros clamores y súplicas para que nos supla en todas nuestras necesidades.
«Ninguna crisis nos debe derrumbar, más bien, tenemos la oportunidad de aprender a depender de Dios y, a confiar en todo lo que nos ha prometido.»
Dios es el dueño de todo y es generoso, por eso nosotros, su pueblo debemos confiar en cualquier tiempo y circunstancia, y tal confianza nos debe llevar a esperar con paciencia en todo lo que nos haga falta, a la vez, que no debemos detener nuestra marcha como iglesia, es decir, nada ni nadie nos debe paralizar como para decir que por nuestra necesidades ya no estamos en posibilidades de seguir alumbrando en el mundo como la luz de Dios nuestras vidas. Nunca nuestra vida debe dejar de mostrar lo glorioso que es Dios.
Por muy difíciles que estén las crisis en el mundo, Dios tiene el gobierno sobre todas las cosas, y los recursos que nos hacen falta él los tiene en abundancia. Así que no debemos afanarnos, ni caer en el miedo y mucho menos en la depresión por la incertidumbre económica mundial. Debemos aprender a esperar en Dios, debemos creer su palabra, que en sus manos está el oro y la plata, y que además el distribuye sus bendiciones a su pueblo, está atento de sus hijos, cual padre poderoso y amoroso.
Los que no tienen ahora posibilidades porque han perdido su trabajo, o porque siempre han vivido al día, no deben dudar que Dios conoce sus necesidades, pero además, debemos poner la fe en él y orar como acto de confianza. Pero también, los que tienen posibilidades deben ser compasivos para ayudar a los que no tienen, y también al confiar en Dios deben saber que Dios les devolverá con muchas bendiciones su acto generoso. Así que, a todos nos deben dar paz y esperanza las promesa de Dios, quien es bondadoso y tiene en sus manos la riqueza.