Dios es la fuente del pan nuestro de cada día y podemos acceder a esta provisión a través de la oración, como cuando el hijo con toda reverencia y confianza se acerca al padre para pedirle comida.
“Dios es Dios de abundancia y no de escasez, él tiene lo suficiente y más, también nos ha dado lo necesario para que acudamos a su presencia confinados que vela por nosotros y que quiere y puede sustentarnos.”
La oración de Jesús nos enseña, que debemos aprender a buscar nuestro sustento en Dios,
y en toda esta oración, de deja ver nuestra dedicación responsable en el reino de Dios y nuestras plegarias que deben ser hechas con la confianza en Dios, pero también en una relación íntima con él, de tal manera, que el fin de todo es buscar a Dios, porque hallándolo a él, encontramos todo lo que física y espiritualmente necesitamos. Nuestra necesidad principal es la ausencia de Dios, por lo que siempre debemos anhelarlo en nuestra vida, y por lo mismo él se deja encontrar.
Esta frase de la oración es la petición por “el pan es nuestro,” o sea que no estamos solos, pertenecemos a una comunidad con la que debemos estar dispuestos a compartir lo que tenemos, y para este gesto de amor hay muchas promesas, de hecho, la principal promesa es que, “el que sea fiel en lo poco en lo mucho será puesto.” Si vamos a Dios buscando nuestro sustento en una relación de Padre a hijo, en nuestra convivencia cotidiana debemos saber que tenemos hermanos a quienes debemos tratar con el mismo amor con el que Dios nos trata.
Dios no quiere que nos afanemos o que nos sobre preocupemos, más bien, que confiemos que cada día tendremos el sustento. Dios no quiere vernos viviendo en avaricias, por eso nos enseña a pedir el pan cada día, a la vez que esto, es también, porque no quiere que nos olvidemos de la comunión con él y que nunca tratemos de depender de nosotros mismos. Nuestra plegaria por el sustento debe ser siempre, debemos orar como un mandamiento al que debemos obedecer, pero también, porque para poder acceder a esta promesa es necesariamente a través del ejercicio de la oración.
Aunque haya muchas crisis, Dios siempre tendrá todo lo que necesitamos, y además, nosotros tenemos el recurso de la oración, y nadie puede interrumpir nuestra plegaria, como tampoco nadie puede detener la bendición de Dios cuando él se dispone a responder nuestro clamor. Así que, lo que debemos hacer en este tiempo de crisis, es orar sin cesar por el pan nuestro y el de todos.