Cristo murió para que hoy tengamos la vida eterna, por esto, aunque hoy padecemos naturalmente en esta vida, estamos seguros, ya que nos pastorea, y además, porque la vida que nos aseguró es eterna. No pensemos mal cuando nos toque pasar por valles de miedo y de muerte, porque con nuestro buen pastor enfrentamos la muerte en victoria.
«Nadie puede quitarnos la vida eterna que tenemos, porque esta vida es el resultado de la muerte de Cristo. Ningún mal de esta tierra puede arrebatarnos de las manos de nuestro buen pastor, su cuidado es total, que él sufrió para nosotros hoy disfrutemos.”
Cristo nos garantiza sumo cuidado porque ya demostró cuánto nos ama al entregar su vida por salvar la nuestra.
Con toda confianza debemos dejarnos guiar por este pastor amoroso, quien nos guía seguros a un sitio seguro, porque no solamente nos apacienta aquí, sino que nos conduce al reposo glorioso.
Debemos oír la voz de Dios con la que nos orienta, y si por alguna adversidad y descuido estamos heridos, confiemos que él nos cura y nos devuelve al redil con total seguridad. No dejemos nuestra vida a merced del león rugiente quien anda al acecho ahora mismo esperando que nos descarriamos para destruirnos.