
Cuanta falta le hace a la humanidad reconocer que nuestra altivez delante de Dios no funciona, pues él honra la humilde, su gracia es el remedio que nuestra alma necesita, porque incluso ¿De qué le servirá al hombre ganar todos los tesoros del mundo si perdiere su alma?
Hoy debemos darle reposo a nuestra vida en la presencia de Dios, porque la paz que también necesita nuestra alma sólo la encontramos en la presencia de Dios.
Ante él debemos presentarnos con humildad, reconociendo nuestra posición como criaturas, y nuestra condición como pecadores, esperando así en la misericordia de Dios encontrar oportuno socorro, cosas que así será, porque Dios no rechaza la alabanza ni la vida de quienes se presentan delante de él con corazones sinceros, reconociendo que son pecadores, es a los únicos que Dios perdona, restaura y, a los que corona de favores y misericordia.