El que se duerme es derrotado por el mal

Aunque tengamos el deseo de hacer lo bueno, no siempre es fácil por la debilidad de la carne que tiende al mal y porque satanás no hace tregua con las tentaciones.

Espiritualmente no podemos estar distraídos, nuestro corazón y nuestra mente deben estar atentos a Dios para recibir su palabra que es sustento y fortaleza ante la obra del tentador, tenemos que ser conscientes, que en cualquier momento y de cualquier forma, satanás querrá ponernos una trampa, y buscará impulsar nuestro corazón para pecar contra Dios.

“La meditación en la Palabra de Dios y el ejercicio de la oración nos permitirán estar alertas para no ser sorprendidos por el mal.”

No se trata sólo de querer serle fiel a Dios, o anhelar ser victoriosos sobre el mal, se trata de actuar en razón de ello, lo cual no es fácil, porque la debilidad de la carne se manifiesta constantemente, al igual que la tentación del maligno la encontramos en todas partes. Pero si Dios quién es nuestra fortaleza nos ha dejado el recurso de la oración, también podemos clamar en cualquier parte y bajo cualquier circunstancia y él nos atiende haciéndonos fuertes para poder superar el mal.

Siempre necesitamos en la vida el favor de Dios, porque él ha forjado la armadura con la que podemos resistir los dardos de fuego del maligno, sólo con la fuerza con la que Cristo derrotó al mal, es con la que podemos obtener la victoria. Seamos humildes para buscar a Dios, reconozcamos nuestra insuficiencia, para ser suficientes en él, y así tener como resultado una vida victoriosa en todas las áreas de nuestra vida.

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