No podemos vivir solo para obtener cosas materiales, porque todas ellas son pasajeras y no nos dan plena satisfacción, no suplen todas nuestras necesidades.
“Debemos buscar lo eterno, lo que nuestra alma necesita, lo cual es el ofrecimiento que Dios nos hace por su gracia. Lo eterno es disfrutable aquí y en la vida venidera.”
Nuestro esfuerzo nos puede llevar a obtener muchas posesiones, incluso el estar involucrado en el trabajo con afán puede hacer que los recursos aumenten, pero al final de cuentas, todo se queda en una labor humana, que aunque tenga muchos resultados materiales, es solo eso, y además, ni siquiera fueron disfrutables, porque vivir siempre afanados por tener cosas y vivir sólo para trabajar no permite disfrutar lo que se logra, y mucho menos se disfruta lo más importante, la familia y la comunión con Dios.
Cuando vivimos sobre preocupado, es una actitud de incredulidad, porque al tener miedo del mañana nos lleva a actuar afanados por salvarnos por nuestra propia fuerza al buscar la provisión del mañana, en este caso, no se confía en la providencia de Dios. Tampoco implica, que confiar en Dios es estar pasivamente, más bien, al confiar en Dios hacemos todo dependiendo de él, atribuyéndole la gloria de nuestros logros y considerando siempre sus promesas.
Pretender vivir de nuestro propio esfuerzo es exactamente lo mismo que actuar afanados, porque siempre tendremos en mente que la vida depende de nosotros, que nos toca trazar nuestro propio destinos, y que finalmente, por nuestro propio esfuerzo logramos hacer nuestra historia, y todo lo merecemos porque nos lo ganamos. En la mentalidad de algunos esto incluye la salvación, la cual según ellos, puede ser obtenida por el esfuerzo humano, lo cual por supuesto, es incorrecto pensar así.
Confiemos en Dios, hagamos todo para su gloria, con su bendición y siempre buscando las cosas eternas, las cuales son mejores y necesarias para vivirlas aquí y en el futuro.