El que no recibe el evangelio para creerlo se pierde

Tengamos presente el mensaje del evangelio, lejos de olvidarlo debemos encarnarlo en nuestra vida, ya que por él no solo recibimos la vida eterna, sino que también somos transformados a semejanza de Cristo.

El mensaje que hemos recibido es el mensaje de la persona y de la obra de Cristo, es el mensaje que debemos oír con atención y sin descuido. El mensaje que Dios quiso revelarnos tiene como propósito nuestra salvación, por eso no debemos rechazarlo, porque de lo contrario hay perdición.  

Esto es lo mismo que Jesús dijo, cuando mencionó que él es el camino al Padre, así que, aquellos que rehúsen atender y obedecer el mensaje de la buena noticia andarán en otro camino, y este es el de la perdición. Queda claro que este texto no apoya la idea de que la salvación se pierde, se pierden los que no tienen la salvación, aquellos que precisamente rechazan el evangelio.

Por su puesto que también mediante el evangelio perseveramos todos los creyentes, pues Cristo nos fortalece y nos hace partícipes de su victoria, para que no podamos ser destruidos nunca, de ahí que nunca las puertas del infierno triunfarán contra la iglesia del Señor. Aceptemos el mensaje de salvación y retengamos esta bendición hasta que Cristo venga por nosotros.

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