La gloria de Dios es para los son fieles a pesar del sufrimiento

Dios nos manifiesta su gloria en las condiciones difíciles que nos tocan vivir, por eso en lugar de renunciar a nuestra fe, debemos confiar más en él y esperar su gloria que nos será derramada.

Muchos de los que recibieron el mensaje pastoral del apóstol Pedro vivían dispersos y despojados de todos sus bienes materiales por la persecución que sufrían por la causa de su fe. Es así como este mensaje resulta esperanzador para todos, pues Dios honra a los fieles, los exalta hasta la gloria celestial, convierte todo llanto en gozo eterno.

Pese a cualquier adversidad que enfrentemos no debemos deshonrar a Dios tomando una actitud de amargura contra él, o reclamando por lo que nos pasa aun cuando le somos fieles, pues a los fieles Dios los probará, para hacerlos crecer más y para que otros vean la fortaleza, y todas las bendiciones que manifiesta a los que confían en él aun en las condiciones de vida más difíciles.

Aunque parezca difícil lograrlo, debemos sentirnos privilegiados cuando sufrimos tribulaciones por honrar a Dios con fidelidad, porque es ahí donde veremos más de cerca a Dios con su gracia para aumentar nuestra fe, para transformarnos a la imagen de Cristo, y es ahí en donde su poder nos fortalecerá.

Confiemos en Dios porque él se encarga de nuestra causa aquí en la tierra, y nos exaltará con la gloria celestial y nunca más volveremos a tener necesidades y sufrimientos, pero los incrédulos orgullosos de sus riquezas se quedarán sin nada en el castigo eterno, y además, bajo tormento para siempre.

La necesidad más grande al igual que el sufrimiento de los que hoy desprecian a Dios y que ríen por sus riquezas, será la ausencia eterna de Dios, pues no se volverá acordar más de ellos mientras viven en tormento eterno.

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