Cuando amamos a Dios con todo nuestro ser, en nuestra totalidad somos bendecidos, porque en realidad, Dios no necesita de nuestro amor para ser Dios, sin embargo, nosotros sí necesitamos de su amor para vivir bien.
Dios es nuestro más grande amor, es por eso que con todo lo que somos y en todo lo que hacemos nuestra expresión de amor hacia Dios debe ser total. El impulso que recibimos para amar a Dios es su amor, pues sin ello nos sería imposible amarlo, es por eso que la Biblia también dice, “que amamos a Dios porque él nos amó primero.” Sin embargo, también hay una expresión de promesa en la palabra de Dios, ya que “Dios ama a quien le aman.”
El verdadero amor es entrega total, por eso Dios espera que le amemos completamente, él entregó todo por nosotros, por eso espera que lo amenos de la misma manera. En la expresión más grande de amor que le Biblia nos narra dice; “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito.” Esto significa que Dios nos amó con todo lo que tenía y sin que lo merecieramos, pero el en caso nuestro, tenemos que amarlo con todo lo que tenemos, porque él sí lo merece, y merece aún más de lo que podemos darle.