Ante el peligro de hoy Dios es nuestro refugio

El peligro nos acecha y hasta impotentes nos sentimos, pero cundo ponemos en Dios nuestra confianza y la manifestamos a través del clamor nuestra vida recibe la calma por la certidumbre de que estamos bajo la protección del que todo lo puede.

Por la condición pecaminosa en la que caímos nos ha sido y nos es necesaria la misericordia de Dios. Aunque Cristo ya murió para salvarnos del poder del mal y de la miseria, su obra debe hacerse eficaz todos los días en nuestra vida por la presencia del Espíritu Santo.

Siempre necesitamos de la intervención de Dios en nuestra vida para ser suplidos en todas nuestras necesidades, aun hasta en las que parecen no tan indispensables, porque realmente, la misericordia de Dios es mejor que la vida, y sin Dios no podríamos vivir.

Con la fe sincera y a la vez salvadora podemos buscar la protección divina, ya que en verdad todos los días estamos bajo riesgo, y más hoy que sufrimos mundialmente por problemas de salubridad. Hoy también necesitamos confiar en que Dios es nuestro sustento material y espiritual, pues estamos a riesgos de catástrofes por hambrunas.

Si oramos a Dios dependiendo de él seguramente nos atenderá y nos abrirá caminos para refugiarnos en su presencia, pues para eso murió Cristo, para que al acercarnos siempre encontremos oportuno socorro ante el trono de la gracia divina.

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