
Por la fe estamos seguros que Dios nos dará lo que pedimos, porque antes de pedir ya sabemos la respuesta de Dios y esta es conforme a lo que pedimos. Esto es porque nuestra oración es en obediencia a la santa voluntad de Dios que nos manda a orar y a aceptar como respuesta solo su voluntad.
La oración sincera y efectiva es la que se pide a Dios con un corazón amante y sumiso, amante porque nuestro mayor anhelo es amarlo y por lo mismo este amor lo manifestamos amando y perdonando a nuestro prójimo. El que clama a Dios con fe y obediencia, lo primero que buscará antes de pedir cualquier otra cosa, es el perdón de Dios, y está escrito que el que no perdona a su hermano, Dios no lo perdona a él.El amor a Dios siempre se hará visible con el amor al prójimo, y la sumisión será en la toma de actitud positiva en cualquiera que sea la voluntad de Dios. Siempre que oramos con fe estamos seguros que lo que pedimos lo recibiremos, porque siempre oramos anhelando el cumplimiento y la manifestación de Dios en nuestra vida.No oramos basados en ocurrencias o en caprichos, nuestra oración tiene su respaldo en la palabra revelada de Dios, ni tampoco pretendemos que Dios haga nuestra voluntad, mucho menos la oración tiene como propósito cambiar la voluntad de Dios, más bien, queremos hacer más conocible la voluntad divina y que estemos en la mejor condición para someternos a ella.