Los verdaderos cristianos están dispuestos a padecer

El llamado que Jesús nos hace para seguirlo y servirlo, no está libre de adversidades; el costo del seguimiento es alto, debemos renunciar a nosotros mismos como nuestra principal prioridad.

«Se trata de abrazar el reino de Cristo con todas las riquezas celestiales, pero nuestra prioridad en la vida es Cristo y su obra, y tal como él renunció así mismo para buscar nuestro bien tomando la cruz, lo mismo debemos hacer nosotros, hay que tomar la cruz para su gloria.»

La invitación de Jesús y las implicaciones de este seguimiento también implica dejar atrás nuestra antigua naturaleza pecaminosa, debemos nacer de nuevo, debemos participar de la naturaleza de Cristo, de su mente y tener los mismos objetivos para que seamos verdaderos discípulos de su causa.

Por la causa del reino de Cristo debemos aceptar voluntariamente la vergüenza, la persecución y el rechazo por hacer la voluntad del Maestro. Esto es porque creer en Cristo, confiar en él, es algo que se debe hacer visible en nuestras vidas a través de la lealtad a él y a su reino.

Hoy vivimos un tiempo tan difícil, pero a la vez tan oportuno para que salga a la luz nuestra fe, lealtad y confianza, porque hoy en lugar de renunciar a Cristo desesperados por la circunstancia que nos toca padecer, debemos manifestar con el ejercicio de nuestra fe, que la cruz es nuestra victoria y salvación.

No vamos a renunciar a Cristo, porque él es el Señor de la historia y controla todos los sucesos, es así como en esta contingencia el mundo debe saber que en lugar de quejarnos agradecemos, en lugar de tener miedo estamos más firmes y en lugar de estar atrapados por la incertidumbre, nuestra esperanza es más  clara.

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