La perfección y poder de Dios se muestran en el mundo creado, pero también se revelan a nuestra alma, pues ella puede ser recreada, vivificada y se goza con la llenura de Dios, pues aunque Dios es inalcanzable en sus obras y conocimiento, se derrama a nuestra vida con su gloria. Dios se muestra a nosotros a través de Cristo para mostrarnos la gloriosa salvación y vida eterna.
«Las obras de Dios se hacen presentes en la creación, y nos muestran la gloria de Dios, pero aún más, se hacen notorias en nuestra vida diaria. En nuestra vida interna podemos sentir su presencia y su intervención cuando somos afligidos por el mal, porque aunque somos hijos de Dios redimidos, aún sufrimos angustias, pero nunca somos extraños para Dios, pues interviene con sus bondades maravillosas para hacernos sentir bien.»
Dios tiene como propósito que su gloria se manifieste y se muestre en nuestra vida, que se haga visible ante el mundo de que somos sus hijos bendecidos y provistos. Por lo mismo, debemos reconocer su gloria con nuestra adoración y sometimiento voluntario, que también el mundo conozca nuestra correspondencia a Dios, porque todos los pueblos y naciones, niños y ancianos debemos proclamar la gloria, de quien gloriosamente creó el universo y lo atiende con su divina providencia.Todo lo creado es perfecto porque el conocimiento de Dios es perfecto e inalcanzable, pero a la vez confiable, por lo que no necesitamos entender todo para sentirnos seguros. Los planes y propósitos de Dios siempre son buenos para nosotros pues a través de Cristo hemos visto su gloria, no solamente con respecto a lo que hace, sino también, con lo que quiere para nosotros. Aunque Dios nos ha revelado su voluntad, por lo duro de nuestro corazón no alcanzamos a comprender todo, sin embargo, el Espíritu Santo aplica esta palabra en nuestra vida y nos ayuda para esperar siempre en los designios de Dios. Hoy por la gracia de Cristo y por la eficacia del Espíritu Santo nos es implantada la verdad en el corazón, de lo que Dios está haciendo para salvarnos, pues lo que no alcanzamos a comprender con los ojos y con la razón, por la fe es confirmado, esta fe salvadora, que nos hace confiar y creer en Cristo para salvación y vida eterna.