Nuestra vida necesita total dirección, porque nuestras disposiciones, planes y proyectos pueden ser un error, pueden estar equivocados, a menos que nos dejemos llevar por el camino que Dios nos ofrece, por la senda angosta determinada por la Palabra de Dios y por la vida espiritual en el Espíritu Santo. Esto es lo que demanda necesariamente la comunión con Dios, una actitud humilde y sujeta voluntariamente a nuestro Creador y Redentor.
«Por el pecado quedamos incapacitados para guiar nuestra vida por sí solos, por eso necesitamos la dirección espiritual de Dios, la Biblia y la presencia del Espíritu Santo son fundamentales en nuestro caminar diario en esta vida.»
La Biblia es el manual para la vida y el Espíritu Santo hace que entendamos la revelación de Dios, de su voluntad y propósitos, es quien nos recuerda y nos enseña todas las cosas referentes a nuestro Creador y su relación con nosotros. Con el Espíritu Santo, las palabras y la obra de Cristo se nos hacen presentes.
Nuestro corazón es engañoso, por lo tanto, no es confiable para guiarnos en esta vida solo por la disposición de nuestro ser. Tengamos presente que satanás el engañador anda al acecho, buscando la ocasión oportuna para atacar nuestra vida con mentiras, y es que desde un principio, él desvió el corazón y la vida humana, pues nuestros primeros padres tomaron el camino equivocado, cuando satanás los engañó haciéndoles creer que esa era la ruta correcta, sin embargo, tomaron el camino de muerte.
En la vida hay muchos caminos que ofrecen infinidades de bienestar, riqueza, alegría, fama y éxito total. Sin embargo, hay una sola cosa que necesitamos como lo más importante y urgente, es el perdón y la vida eterna.
Cristo es el camino de la verdad y el camino de la vida eterna, sólo a través de él podemos gozar los favores y las bondades de Dios. Este es el camino angosto que confronta nuestra antigua vida esclava en el pecado, con nuestro nuevo nacimiento en Cristo. Es aquí donde tenemos que vivir consagrados para la gloria de Dios. Esta es la ruta de la cruz, pero que a la vez, es el camino a la gloria más grande.